domingo, 14 de diciembre de 2014

Eso era dolor.


El calor de tu sonrisa, de tu beso,
sólo vaho que se esconde tras la fiera.
Es la brisa de tu cielo la primera
que me enfría el corazón con tanto exceso.

Cuando llueve en mí te pienso, lo confieso,
es el viento el que te empuja hacia afuera.
Son tus ojos en mi vida una albufera,
un desierto que se nubla y me hace preso.  

Arcoiris sin color
tiempo del pasado
primavera en flor.

Otoño sentido e invierno pesado,
me quedo con el olor          
del verano azul soñado y de más valor: 
aquel que pasé contigo truncado de tanto amor.

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